EL LIBRO Expulsada de su casa y de su pueblo a los dieciséis años a causa de un embarazo no deseado, Catherine Goggin se sube a un autocar con destino a Dublín para iniciar una nueva vida. Tras dar a luz poco después de llegar a la capital, Catherine entrega su hijo recién nacido a una monja redentorista para que le encuentre una familia. Bautizado Cyril por sus nuevos padres, un matrimonio acomodado formado por una excéntrica novelista y un banquero de dudosa credibilidad, el niño se cría en un ambiente familiar de fría indiferencia, lo que le enseña a enmascarar sus emociones más profundas y lo convierte en un chico tímido y solitario. Y cuando a una edad temprana descubre su atracción por los hombres, la condena de un entorno que juzga abominable esa orientación sexual le generará una vergüenza y una culpa paralizantes que le llevará decenios superar, un duro proceso de maduración sentimental en el que dos personas tendrán un papel determinante. Por una parte, el carismático Julian Woodwead, amigo de la infancia y objeto de sus más fervientes impulsos amorosos, y por otra Bastiaan van den Bergh, un joven médico holandés a quien conocerá unos años después en Ámsterdam. Así pues, gracias a ellos y a un enorme esfuerzo de superación personal, Cyril será capaz de desprenderse del ingente peso que la vida había puesto sobre sus hombros.
Narrada desde el punto de vista de un anciano nacido en 1945, Las furias invisibles del corazón traza un retrato magistral de la historia de Irlanda de las últimas siete décadas y rinde homenaje a todas las víctimas del rechazo social y los prejuicios del dogma religioso. Divertida y conmovedora a un tiempo, tejida milimétricamente, esta novela es una atrevida travesía por las turbulencias del amor y el deseo en busca de la instintiva necesidad humana de afecto y felicidad.
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