POLO DE LIMÓN
Íñigo Domínguez
El verano es el auténtico paso a otro año, la Nochevieja está mitificada. Mucha gente deja a la novia o al marido en verano, o el trabajo, o la casa, o su ciudad, para coger fuerzas y a otra cosa mariposa. O decide hacer algo distinto con su cuerpo, o con el de otra persona, si le deja. Y a pesar de que se nos olvida cómo es, el verano es el momento en el que somos más conscientes de que esto que estamos viviendo lo recordaremos. No es, qué sé yo, abril o noviembre, que se traspapelan más. En verano hay más intención, más predisposición a interpretar el papel de estar vivo, esa responsabilidad: uno se esfuerza más por no hacer nada. Y se interroga más, se calibra si ha vivido plenamente, tan plenamente como los veranos que la infancia prometía. Ennio Flaiano, escritor perezoso y guionista de Fellini, resumía: «Solo hay una estación, el verano, tan bella que las demás giran alrededor».
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