Los píxels de Cézanne
Y otras impresiones sobre mis afinidades
artísticas
Colección: Synesthesia
Traducción de: Florencia Martin
Edición al cuidado de : Annette Reschke
ISBN: 978-987-1622-44-3
Páginas: 208
«Solo escribiendo puedo pensar las cosas hasta el final. / Las ideas
van cobrando claridad a medida que veo las palabras escritas delante mío./ Si
puedo ver lo que hace un instante no era más que pensamiento,/ la idea queda
liberada,/ y puede continuar pensándose hacia adelante.» Publicado en Alemania en 2015 con motivo de su aniversario número 70, este libro reúne por primera vez los escritos de Wim Wenders sobre otros artistas. A través de una idea o de un interrogante, Wenders tira de la punta del ovillo de sus pensamientos, y se desenvuelve como si fuera no solo un cineasta de culto sino también un escritor avezado. Estos textos narran su encuentro con los westerns de Anthony Mann, que lo impulsaron a abandonar la pintura y dedicarse al cine; sus recuerdos entrañables sobre el vínculo que estableció con Michelangelo Antonioni; su fascinación juvenil por los desoladores cuadros de Edward Hopper y de Andrew Wyeth; su curiosidad ante las fotografías de Peter Lindberg, el cine de Ozu o los diseños de Yohji Yamamoto, y también el descubrimiento de un nuevo lenguaje del movimiento en la danza de Pina Bausch, que solo la tecnología del 3D podía plasmar.
Estas “impresiones” (discursos que escribió para ceremonias y homenajes, pero también apuntes personales que permanecían inéditos) pueden leerse como derivas estéticas que transparentan la mirada poética que tiene sobre el arte un cineasta de tan vasta experiencia como Wenders. Con una naturalidad asombrosa, explora las especificidades de cada artista, y nos hace ver qué es tan conmovedor en sus obras y sus procesos creativos. Pero quizás la fuerza de estos textos radica en la confianza inquebrantable de Wenders en el arte como mecanismo de penetración en la realidad, y sobre todo en el lenguaje como dispositivo capaz de revelarnos aquello que permanecía silencioso en los pensamientos y las imágenes. Con una gramática propia, y una escritura rítmica y visual, Wenders registra aquí los trazos de vidas y obras ajenas que lo acompañaron en la construcción de su particular poética de la mirada. Y lo hace con simpleza, admiración y compromiso hacia los otros, los artistas y los lectores.
Y el de Mark Fisher:
Realismo capitalista
¿No hay alternativa?
Colección: Futuros Próximos
Traducción de: Claudio Iglesias
Prólogo de: Peio Aguirre
ISBN: 978-987-1622-45-0
Páginas: 160
«Vamos al grano: ¡el libro de Fisher es simplemente el mejor diagnóstico del
dilema que tenemos! A través de ejemplos de la vida diaria y la cultura
popular, pero sin sacrificar rigor teórico, nos provee un despiadado retrato de
nuestra miseria ideológica. Aunque está escrito desde una postura radicalmente
izquierdista, Fisher no ofrece soluciones fáciles. Realismo capitalista
es un llamado a un paciente trabajo teórico y político.»Slavoj Žižek
Como dijera alguna vez Fredric Jameson, hoy parece “más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Después de la caída del muro de Berlín, el capitalismo logró erigirse como el único sistema político-económico viable; una situación que la crisis bancaria de 2008, lejos de poner fin, agravó. Este libro analiza los principales rasgos y mecanismos de este realismo capitalista, como el marco ideológico en el cual vivimos. Utilizando ejemplos de la política, el cine, la música y la literatura, Mark Fisher demuestra de qué manera el realismo capitalista permea todas las áreas de la experiencia contemporánea, cubriendo el horizonte de lo pensable y obturando la capacidad de imaginar un nuevo escenario cultural y sociopolítico.
El famoso eslogan de Margaret Thatcher, según el cual “no hay alternativa”, situó al liberalismo económico y con ello al libre comercio y la desregulación del mercado como el mejor y único modo para organizar las sociedades modernas. Realismo capitalista indaga en los numerosos efectos nocivos que esta “ontología de los negocios” tiene para la vida pública, dejando al desnudo que el capitalismo es todo menos un orden natural inevitable y eficiente. La precarización del trabajo, la intensificación de la cultura del consumo, la expansión de la burocracia y de los mecanismos de control social, la gerencialización de la política, la mercantilización de la educación y el aumento de padecimientos mentales como el estrés, la depresión y los desórdenes de atención se muestran bajo esta perspectiva ya no como “errores honestos” de un sistema que tiende al bien común, sino como dispositivos orientados a bloquear toda capacidad colectiva de transformación. Ante este escenario, el único antídoto posible esbozado por Fisher en los dos textos que componen el Apéndice y que se agregan especialmente para esta edición, pasa por la revitalización de una esfera pública que asuma las raíces sociales de nuestra infelicidad.
Julián Mezzadri Goya
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