Queridos amigos:
Estamos encantados de presentaros la novedad que publicamos hoy en nuestra colección Ático Historia. Se trata de El olor de la Edad Media, de Javier Traité y Consuelo Sanz de Bremond. Una obra pionera en su género: una historia de la Edad Media a partir de la higiene en toda Europa y especialmente en España.
En este libro nos embarcamos en un viaje desde las termas romanas a las granjas medievales, pasando por las saunas vikingas, los claustros monásticos y los hammans islámicos. Algunos ejemplos de esta época los vemos en los sistemas de higiene implantados en las distintas ciudades españolas.
La infraestructura andalusí cuenta la historia de una sociedad distinta de la bizantina o romana y diferente de las culturas del norte. En el califato de Córdoba se levantaron mezquitas y lavatorios, casas de baños y miles de viviendas, cuyas canalizaciones se conectaron a la red. Tenía un “modelo higiénico andalusí” muy eficaz. Asimismo, en la Granada nazarí se han encontrado letrinas abocando directamente a un despeñadero o al río, un sistema barato y eficaz de deshacerse del excremento. Málaga, por su parte, contaba con un gran sistema de canalización de precipitaciones. Las calles eran mayormente de tierra apisonada con cal o fragmentos cerámicos y de hueso, y sus eficaces sistemas de drenaje de aguas sobrantes se encargarían de evitar o reducir los encharcados de las lluvias torrenciales.
En Oviedo se encontraban los primeros baños cristianos de los que tenemos constancia gracias a un documento del año 897. En Cuenca, los baños estaban regulados para que cada colectivo los usara un día distinto. Las infracciones de estas regulaciones se penaban con una multa y se especificaba que los bañeros debían proporcionar el material necesario para que los clientes se bañaran y, de no hacerlo, se les multaba también. En la torre de Doña Urraca en Covarrubias (Burgos) se puede apreciar un claro ejemplo de la evolución del emplazamiento de las letrinas en la Edad Media y como cada vez más se iban alejando del lugar de reunión para otorgar mayor privacidad en el momento de uso.
Barcelona es presentada como una ciudad con gran influencia bizantina, sobre todo presente en los restos del palacio episcopal de finales del siglo VI, que además posee una cámara privada que podría haber funcionado como baño y letrina particular. En Girona, se construyeron amplias cisternas, y la más grande tenía una capacidad de doscientos mil litros de agua que alimentaba varias fuentes públicas. Logró conservar al menos algunos tramos de su alcantarillado romano durante la Edad Media y mostró iniciativas tempranas del control de la salubridad.
Mérida es una de las ciudades romanas de Europa que cuenta con uno de los estudios más completos sobre su gestión de residuos líquidos y sólidos. La planificación urbana de la Mérida romana incluía diques de contención y cloacas. En el siglo XIII, Orense, por su emplazamiento hidrológicamente privilegiado, contaba con unos baños públicos cristianos que no seguían el modelo islámico, y que tampoco eran replicables, al ser un modelo que solo podía existir en algunos enclaves concretos.
En el Anexo de Prensa podréis encontrar información ampliada y dividida por ciudades para conocer estas y otras curiosidades sobre el sistema de higiene en las distintas Comunidades Autónomas durante la Edad Media. |
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