LIBRO DEL AÑO 2021 EN FINANCIAL TIMES
«¿Te das cuenta de que todos tus conocidos morirán algún día?»
Do You Realize? (The Flaming Lips) El galardonado escritor y periodista escocés Peter Ross se reconoce fascinado por los cementerios desde que era muy joven. Tanto que vive junto al de Cathcart, en Glasgow, donde pasea y encuentra consuelo desde que la COVID-19 nos obligó a afrontar la mortalidad de forma abrupta y global.
Ya de pequeño, el autor de Una tumba con vistas se dedicaba a rastrear con entusiasmo las letras y símbolos de las lápidas torcidas del cementerio de la ciudad vieja de Stirling, cerca de la casa de sus abuelos, leyendo las losas como si fueran «estantes llenos de historias».
Con humanidad, empatía y humor, Ross registra decenas de entrevistas, encuentros e historias en los cementerios que ha visitado y paseado en solitario y en compañía, así como anécdotas de los cuerpos que en ellos yacen, para mostrarnos que los grandes jardines de la muerte también pueden ser lugares de vida y de amor.
¿Quiénes son los muertos marginados de Londres y por qué David Bowie es su ángel de la guarda? ¿Cuál es la extraordinaria verdad sobre Phoebe Hessel, que se disfrazó de hombre para luchar al lado de su amor, y llegó a vivir bajo los reinados de cinco monarcas? ¿Qué convierte a un cementerio de Bristol en el lugar perfecto para una boda gótica? ¿Por qué ya no se vende El Manifiesto Comunista junto a la tumba de Karl Marx en Highgate?
Con apropiaciones y alusiones al relato de Los muertos de James Joyce o a la novela Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, Ross nos emplaza a abrir la puerta oxidada, apartar la hiedra y caminar entre el cedro, para hablar de los ausentes, sujetar el dolor y enfrentar el miedo a nuestro destino universal.
«Las cajas están llenas de huesos apilados: fémures, peronés, escápulas, espinillas... Vistas de lado, parecen un muro de mampostería en seco. Si alguien decidiera ignorar el cartel y tocarlos, habría testigos. La cripta está cubierta de estanterías sobre las que se han dispuesto calaveras. Cientos y cientos de ellas. Una sala llena de Yoricks. Bufones convertidos en centinelas. En ese lugar sin vistas, uno se siente observado». |
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