67.- Alianza - Sólo se puede aprender aquello que se ama

 

Muchos estaréis en estos días en medio de los exámenes, otros reanudando todavía el año y haciéndoos nuevos propósitos (o reafirmando otros anteriores), y los menos, quizá, tendréis clara vuestra determinación hacia el aprendizaje y no hayáis cejado en el empeño siquiera en Navidades. Para todos, sin embargo, es bueno saber que “el cerebro sólo aprende si hay emoción”. Lo dice el doctor Francisco Mora, adalid de la neuroeducación, una disciplina que estudia el funcionamiento del cerebro durante el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de analizar cómo se desarrolla el cerebro humano, cómo reacciona ante los estímulos que acabarán convirtiéndose en conocimientos. Así, para que funcione de la mejor forma posible este proceso, se ha detectado que la emoción y la motivación son clave. Es en este punto donde entra en juego la neuroeducación, que es la aplicación práctica y sistemática en el aula de herramientas testadas científicamente y  cuyo objetivo es el de potenciar el desarrollo cognitivo, pero también emocional y social de los niños. Este pasado martes 24 de enero se ha celebrado el día Internacional de la Educación, promovido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con la convicción de que la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. Celebrar la educación es, al mismo tiempo, celebrar la paz y el desarrollo.  Desde Alianza Editorial llevamos desde el año 2013 publicando la obra de Francisco Mora, doctor en Medicina y Neurociencia, así como catedrático de Fisiología Humana en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Wolfson College de la Universidad de Oxford, Neuroeducación, Neuroeducador: una nueva profesión y Neuroeducación y lectura. Precisamente en su último libro, un libro asequible y de interés para muchos lectores de amplia y diversa formación intelectual, nos cuenta Mora que “nadie nace con un cerebro genéticamente diseñado para la lectura. Contrariamente a lo que sucede con el lenguaje oral, que viene preprogramado genéticamente y se adquiere de modo espontáneo, la lectura no aparece por el dictado de genes que posean códigos cuya expresión abra por completo los intrincados caminos neuronales del cerebro para poder leer. Leer, y desde luego leer bien o muy bien, requiere un laborioso proceso de aprendizaje, atención, memoria y entrenamiento explícito que dura años e, incluso, gran parte de toda la vida si se aspira a leer de un modo altamente eficiente”. Para acompañaros no solo en vuestro aprendizaje, sino, por sobre todo, en vuestro disfrute, aquí os recomendamos cuatro títulos de nuestro catálogo relacionados con la formación, la experiencia y, cómo no, el disfrute.

	"La educación sentimental" gira en torno a la existencia y peripecias de su protagonista, Frédéric Moreau, joven acomodado que en 1840 llega a París a los dieciocho años para proseguir sus estudios.

	Tratado filosófico sobre la bondad natural del hombre, "Emilio, o De la educación" sigue siendo considerado todavía hoy un texto capital por la pedagogía moderna.

	La publicación en 1914 de "Dublineses" -volumen de relatos publicado también en esta colección- coincidió con la terminación del Retrato del artista adolescente, novela en la que James Joyce (1882-1941) aportó también a este género su genio innovador.

	"Diario de un joven médico" relata las peripecias y experiencias de un recién doctorado en Medicina que empieza a ejercer la profesión en el medio rural poco antes de la Revolución Rusa.