A la venta a partir del 19 de noviembre
La herencia anatómica de Leonardo da Vinci se compone de un imponente corpus de documentos manuscritos que forman un conjunto heterogéneo, un entramado de anotaciones, dibujos, observaciones científicas y artísticas, testimonio de uno de los ámbitos que más trabajó, con más asiduidad, en comparación con una producción pictórica, que solo representa alrededor de una docena de cuadros.
Solemos pensar en Leonardo da Vinci por su talento como pintor. Asimismo, es mundialmente célebre como inventor de gran ingenio, creador insaciable de máquinas de guerra, paracaídas, una bicicleta... Pero también era un excepcional explorador de la naturaleza y un apasionado de la anatomía humana. Durante años el estudio del cuerpo humano estuvo paralizado por creencias y tabús que obstacularizaron cualquier progreso, y fueron los anatomistas y artistas los primeros en descubrir la disposición de los órganos, los meandros de los vasos sanguíneos y la red de nervios. Leonardo, hombre de arte y de ciencia, fue más allá en el estudio del cuerpo y valiéndose de un instrumental quirúrgico, diseccionó metódicamente la carne, humana o animal, y, capa tras capa, transcribió con una precisión asombrosa el fruto de sus observaciones en sus cuadernos.
A través de las láminas excepcionales de la colección de la Royal Library del castillo de Windsor, oportunamente agrupadas por sistemas, órganos, etc., y presentadas en paralelo a las imágenes médicas más recientes, Leonardo da Vinci. La aventura anatómica desvela esa importante faceta en la obra del mayor artista y científico del Renacimiento, y su visión vanguardista del cuerpo humano.
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