Al margen de sus virtudes adivinatorias, la baraja de Tarot, desde sus albores en el siglo XIV, jamás ha renunciado al componente artístico. Grandes pintores e ilustradores han puesto su impronta en los arcanos mayores y menores, potenciando con su arte la mancia adivinatoria de los naipes. Siguiendo la estela del artista escocés Fergus Hall, que en 1974 diseñó un tarot para que James Bond se enfrentara al vudú en la película Vive y deja morir, Miguel Ángel Martín ha creado el suyo a imagen y semejanza de su obra, provocadora y sexualmente desinhibida. Este tarot, pasional y crudo como la propia vida, representa los veintidós arcanos mayores y los cincuenta y seis menores.
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