Penny tiene diez años,
millones de pequeños deseos y tres muy grandes:
1. Un perro.
2. Convertirse en detective y resolver casos criminales.
3. No tener que ir a la fiesta de cumpleaños de la tonta de
Flora.
A ella le habría gustado que el número 3 se cumpliese antes de
tener que ir a la dichosa fiesta, pero, bueno, una vez allí las cosas se
animan, porque el regalo preferido de Flora desaparece —y el regalo es
nada más y nada menos que un perrito— dejando en su lugar una nota del
secuestrador. Penny se encuentra, por tanto, ante su primer caso, así que
está a punto de cumplir su deseo número 2. Y, ya de paso, quizá también
el número 1...
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