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El cuarto desnudo muestra todo un universo sin salir de un único espacio: la habitación donde tienen lugar las consultas de un hospital infantil en México DF. Las conversaciones entre los niños, sus padres y los doctores permiten tener una visión más profunda y compleja de la realidad social y de la condición humana.
" Con El cuarto desnudo quise visibilizar algo que, a pesar de estar muy presente, es invisible. No hay un reflejo real y sincero de las heridas de la infancia y adolescencia en ningún medio, en ningún espacio, en ninguna página. Al retratar las consultas en el Hospital Psiquiátrico Infantil de México D.F., me di cuenta de que lo que escuchaba y veía no sólo tenía que ver con sus historias personales, sino que revelaba otra cara, más salvaje e inclemente de nuestra realidad social, de lo que somos, de lo que seremos en el futuro. En la película se revelan distintas maneras de violencia: física, verbal, psicológica, hacia los demás, hacia uno mismo, la propia violencia de la institución. Pero nunca tuve interés por hacer un retrato morboso de ella. Para mí las autolesiones no son importantes por sí mismas, me interesan en cuanto que son huellas superficiales de algo más profundo.
Elegí este hospital infantil porque quise hablar del primer dolor, de esa primera huella que nos acompañará toda la vida. Y etos chicos tienen la elocuencia y la transparencia para abordarlo. La película trastoca ideas preconcebidas sobre temas que aún siguen siendo tabú, pero por encima de todo muestra lo frágiles que somos y lo difíciles que son las relaciones humanas.
La película no es un estudio psiquiátrico y tampoco arroja diagnósticos. Me gustaría que el espectador pueda hacer su propio juicio no desde la psiquiatría sino desde un lado más humano". Nuria Ibáñez.
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