Parece lo de siempre y es lo nunca visto: un joven
ingeniero español, profesor de la Universidad de Oklahoma, vuelve a
España para disfrutar de su año sabático. Su padre le ha comprado una
moto con sidecar para realizar viajes de placer los dos juntos. Padre e
hijo llegan a un pueblo de montaña, muy escondido. El pueblo parece
vacío, pero no lo está. Lo que ocurre es que todos sus vecinos, menos el
negro Ngé Ndomo, han ido a misa. Que todos los habitantes del pueblo
vayan a misa todos los días del año es lo habitual. El cura se da tal
maña con la liturgia que no hay fiel que quiera perderse el espectáculo.
Pero no es esta la única peculiaridad del pueblo. La
Guardia Civil, sin ir más lejos, vela por el orden con admirable
meticulosidad: los borrachos han de beber su alcohol favorito, de uno en
uno y hasta la ebriedad absoluta, los amantes han de gozar en los coitos
por igual, los delincuentes deberán confesarse y poner en paz su alma
antes de entregarse a las autoridades terrenas…
En el pueblo se celebran elecciones generales cada
año, y en ellas se eligen, por rigurosa votación, los cargos de alcalde,
cura, maestro, puta, marimacho en período de prueba y seis adúlteras.
Reunimos, para uso y disfrute de fieles y neófitos, las piezas clave
—inéditas— de una de las películas más celebradas del cine español: Amanece,
que no es poco, de José Luis Cuerda.
En estas
páginas el lector puede encontrar el jugosísimo proyecto inicial, el
guión original (con escenas que no se llegaron a filmar o que no entraron
en el montaje final) y las fotografías del rodaje, todo aderezado con un
prólogo y un magnífico anecdotario redactado por José Luis Cuerda para la
ocasión. La suma de estos elementos hace que cualquier fan —presente o
futuro— de Amanece, que no es poco goce con este libro, un poco
más, si cabe, que con la película.
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