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Borges y el
judaísmo
La admiración con que Jorge Luis Borges miró al judaísmo es manifiesta en
su obra y en sus actitudes. Spinoza, la Cábala, el Golem, incluso la
metafórica llave “de una casa de Toledo”, aparecen en los volúmenes de un
autor que buscó en su apellido materno (Acevedo) el rastro de los judíos
portugueses que recalaron en América tras la hecatombe de la
expulsión. Su curiosidad infinita, la proverbial cultura bíblica
transmitida por su abuela inglesa, el influjo del criptojudío Rafael
Cansinos-Assens a quien reconoció como maestro, fraguaron sin duda el apego
de Borges hacia la cultura judía. También Israel fue foco de su admiración:
le dedicó el poema “Israel, 1969” (“Edificarás la patria con ciénagas; la
levantarás con desiertos. / Trabajará contigo tu hermano, cuya cara no has
visto nunca…”) y dos años después recibió el prestigioso Premio Jerusalem.
Su posición pública en contra del antisemitismo le acarreó el menosprecio
de ciertos sectores, que Borges mitigó con una memorable proclama titulada
“Yo, judío”: “Mi judaísmo era sin palabras, como las canciones
de Mendelssohn”.
En el contexto del Día
Europeo de la Cultura Judía, la Casa de América y el Centro
Sefarad-Israel proponen una velada que nos descubrirá algunos aspectos del
vínculo entre Borges y la cultura judía. Marcos Ricardo Barnatán, nacido en
Buenos Aires en el seno de una familia sefardí, pronunciará una conferencia
a partir de su amistad con Borges y del conocimiento de su obra que ya
consignó en su notable Borges,
biografía total.
Entrada libre
hasta completar el aforo
c/Plaza de Cibeles
s/n 28014 Madrid
T. 915954800
www.casamerica.es
@casamerica
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