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Todo comenzó
con un mensaje anónimo: «¿Te interesaría recibir unos datos? Quiero
compartirlos». Bastian Obermayer, periodista del Süddeutsche Zeitung,
respondió de inmediato que sí. Y empezó a recibir una serie de documentos
que tanto a él como a su compañero Frederik Obermaier les dejaron
perplejos. Ministros, presidentes, dictadores, jeques, emires, reyes,
mafiosos, agentes secretos, funcionarios de la FIFA, aristócratas,
artistas, ases del fútbol, multimillonarios… La fuente era anónima, pero
los implicados no, en absoluto.
Para
procesar el inmenso volumen de documentación filtrada, los dos
periodistas activaron una red mundial de reporteros de investigación.
Durante casi un año, cerca de 400 periodistas de algunos de los medios
más importantes del mundo han trabajado en riguroso secreto para analizar
los millones de datos recibidos. Documentos que les abrían una ventana a
un universo paralelo, hermético, en el que se gestionan, muchas veces se
desvían y a menudo se esconden enormes cantidades de dinero.
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