“El fin de la Corona no es informar,
sino persuadir de la necesidad de su existencia. Sólo a través de esa lógica
puede sobrevivir”
“Don Juan Carlos, en ese esquema anclado
al capitalismo y a la mercadotecnia, escenifica una comunicación controlada, en
la que ni siquiera improvisa la espontaneidad”
9 de julio de 2013.- La monarquía española está sufriendo su
primera gran crisis. Los últimos sondeos de opinión han situado la confianza en
esta institución en niveles de "suspenso". Ya se encuentra entre los
problemas de la población española junto con el paro y los políticos. Sin
embargo, aún sigue inspirando "cierto miedo escénico desde el punto de
vista informativo", como así se recoge en el nuevo libro que acaba de
publicar la editorial Berenice titulado El tabú Real, obra de Daniel
Barredo.
En este ensayo se examina, por primera
vez en la historia de la democracia, las opacas herramientas comunicacionales
de la monarquía española, como así lo demuestra Daniel Barredo quien ha
evaluado casi cuatro mil contenidos periodísticos que avalan esta tesis. Como
resultado principal de esta investigación, que ha tenido que sortear la
opacidad de los gestores de la Casa del Rey, se muestra, en lo que a juicio del
ensayista es el proceso de construcción del llamado "tabú de la
expresividad real", el cual sintetiza la mayor parte de la actividad
comunicacional de Juan Carlos I.
En este ensayo se demuestra que “el rol
del rey como árbitro simbólico, encargado por la Constitución Española, obliga
al titular de la Corona a organizar una información fuertemente tabuizada y
estereotipada”. A juicio del autor, ese tabú parte de un contexto previo: “Don
Juan Carlos, al heredar el poder del dictador Francisco Franco, adquirió
asimismo algunas de las propiedades simbólicas asociadas a la jefatura de
Estado, como el silencio representativo o el miedo de los comunicadores”.
Aunque nos cueste creerlo, comenta Barredo,
“todavía hoy la monarquía española -que posee una estructura similar a la de la
Iglesia católica- mantiene vigente parte de una raíz simbólica que entronca con
el tabú del miedo al soberano de la sociología clásica, o el carácter
sagrado atribuido al monarca desde la propia Constitución Española de 1876”.
Igualmente en El tabú Real se
aportan algunas claves para entender la adaptación contemporánea de la Corona
como una “marca corporativa patrimonial”, según la definición dada por algunos
estudiosos sobre las monarquías británica y sueca. “Don Juan Carlos, en ese
esquema anclado al capitalismo y a la mercadotecnia, escenifica una
comunicación controlada, en la que ni siquiera improvisa la espontaneidad; el
fin de la Corona no es informar, sino persuadir de la necesidad de su
existencia, porque sólo a través de esa lógica puede conseguir su objetivo
principal: sobrevivir”, asevera su autor.
En consecuencia, el libro tiene una
actualidad máxima ya que la Corona española está afrontando este nuevo y crítico
reto con fórmulas de comunicación mixtas que juegan con su imagen tabuizada en
el pasado, como garante del orden democrático posdictatorial, y con las nuevas
fórmulas de comunicación contra las que no puede hacer nada para ejercer su
control de imagen, especialmente Internet y redes sociales.
Así, la conclusión del libro es
evidente, la monarquía española ha gastado el crédito ganado en la Transición,
y tiene que desarrollar nuevas formas de hacer su labor y nuevas formas de
comunicación con la sociedad para lograr su objetivo último: perpetuarse
No hay comentarios:
Publicar un comentario