El
próximo lunes 29 de abril a las 19h
T&B Editores
y
el periodista y escritor cinematográfico José Aguilar presentarán
en La SGAE (calle Fernando VI, 4)
el
libro:
“Los niños prodigio del
cine español.”
En
el acto, presentado por la actriz Cristina Higueras, intervendrán
Conchita Goyanes,
Pilar Bayona
y Joselito.
Asistencias confirmadas Álvaro de Luna, Mónica Pont, Lita
Trujillo, Ángela Molina, Octavio Aceves, Pedro Osinaga, Nieves Herrero
Entre otros, el
libro se acerca a la vida y carreras de Marisol, Joselito, Ana Belén, Pablito
Calvo, Rocío Dúrcal, Lolo García o los más recientes descubrimientos de Jorge
Sanz y Juan José Ballesta. Destacando el
rigor, la sensibilidad y el respeto con los que el autor se acerca a sus biografías,
“Los niños prodigio del cine español” es un catálogo de estrellas y recuerdos.
Un álbum de cine que recoge los avatares de todos ellos: “Solo se preocupaban de aprovechar mi último aliento de la adolescencia
a toda costa”, afirma Joselito. Marisol, de quien el Ruiseñor estuvo
enamorado, reconoce: “Me han puesto
zancadillas compañeros a los que quería. Cuando empecé a trabajar en esto y
rodé mi primera película, el director Luís Lucía me gritaba: ¡niña, me cago en
tu padre!” El látigo y las exigencias del negocio cinematográfico no se
detenían en insignificancias. Así, Conchita
Goyanes fingió ser una niña en “La Casa de las palomas” cuando en realidad
estaba casada: “Interpretaba a una
adolescente de quince años, tenía treinta. Querían que no creciese nunca.” Pedro Mari Sánchez, el famoso Críspulo en “La
gran familia”, confiesa que Mel Ferrer, marido de Audrey Hepburn, le hacía la
vida imposible: “Se reía de mí
constantemente. Me hizo sufrir tanto que un día no pude rodar. Era muy cruel.” Porque, si bien ser niño prodigio consistía en convertir los problemas en una
oportunidad para el canto, la risa y la aventura feliz, la realidad era otra
historia. “Recuerdo a José Luís López
Vázquez dándome patadas por debajo de la mesa para desconcentrarme”, dice Jorge
Sanz. “Alaria nos ofrecía pastillas para
aguantar los ensayos” refiere Pilar Bayona, de Pili y Mili. Y sigue: “A los niños de nuestra edad no los veíamos
diferentes, lo que pasa es que no los veíamos. Me agobiaba salir a la calle y
que todo el mundo me conociera. No me podía ni mover.” A su vez, Conchita Goyanes admite haber
necesitado tratamiento psiquiátrico para vencer las heridas que le causó
aquella etapa de su infancia: “Tuve que
recurrir a diferentes terapias para poder superarlo.”
El éxito, la fama, el dinero y el reconocimiento
fueron algunos de los resultados
obtenidos por muchos de ellos. Pero también el olvido, el fracaso o la
incomprensión, y una vida alejada de la normalidad constituyeron un vértigo
constante en estas existencias llenas de luces y sombras que ahora, por fin,
se analizan como merecen.
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