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lunes, 29 de abril de 2013

387.- Presentación "Los niños prodigio del cine español

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El próximo lunes 29 de abril a las 19h
  T&B Editores
y el periodista y escritor cinematográfico José Aguilar presentarán
en La SGAE (calle Fernando VI, 4)
el libro:

“Los niños prodigio del cine español.”

En el acto, presentado por la actriz Cristina Higueras, intervendrán
Conchita Goyanes,
Pilar Bayona
y Joselito.


Asistencias confirmadas Álvaro de Luna, Mónica Pont, Lita Trujillo, Ángela Molina, Octavio Aceves, Pedro Osinaga, Nieves Herrero
 Entre otros, el libro se acerca a la vida y carreras de Marisol, Joselito, Ana Belén, Pablito Calvo, Rocío Dúrcal, Lolo García o los más recientes descubrimientos de Jorge Sanz y Juan José  Ballesta. Destacando el rigor, la sensibilidad y el respeto con los que el autor se acerca a sus biografías, “Los niños prodigio del cine español” es un catálogo de estrellas y recuerdos. Un álbum de cine que recoge los avatares de todos ellos: “Solo se preocupaban de aprovechar mi último aliento de la adolescencia a toda costa”, afirma Joselito. Marisol, de quien el Ruiseñor estuvo enamorado, reconoce: “Me han puesto zancadillas compañeros a los que quería. Cuando empecé a trabajar en esto y rodé mi primera película, el director Luís Lucía me gritaba: ¡niña, me cago en tu padre!” El látigo y las exigencias del negocio cinematográfico no se detenían en insignificancias. Así, Conchita Goyanes fingió ser una niña en “La Casa de las palomas” cuando en realidad estaba casada: “Interpretaba a una adolescente de quince años, tenía treinta. Querían que no creciese nunca.”  Pedro Mari Sánchez, el famoso Críspulo en “La gran familia”, confiesa que Mel Ferrer, marido de Audrey Hepburn, le hacía la vida imposible: “Se reía de mí constantemente. Me hizo sufrir tanto que un día no pude rodar. Era muy cruel.”  Porque, si bien ser niño prodigio consistía en convertir los problemas en una oportunidad para el canto, la risa y la aventura feliz, la realidad era otra historia. “Recuerdo a José Luís López Vázquez dándome patadas por debajo de la mesa para desconcentrarme”, dice Jorge Sanz. “Alaria nos ofrecía pastillas para aguantar los ensayos” refiere Pilar Bayona, de Pili y Mili. Y sigue: “A los niños de nuestra edad no los veíamos diferentes, lo que pasa es que no los veíamos. Me agobiaba salir a la calle y que todo el mundo me conociera. No me podía ni mover.”  A su vez, Conchita Goyanes admite haber necesitado tratamiento psiquiátrico para vencer las heridas que le causó aquella etapa de su infancia: “Tuve que recurrir a diferentes terapias para poder superarlo.”
El éxito, la fama, el dinero y el reconocimiento fueron  algunos de los resultados obtenidos por muchos de ellos. Pero también el olvido, el fracaso o la incomprensión, y una vida alejada de la normalidad constituyeron un vértigo constante en estas existencias llenas de luces y sombras que ahora, por fin, se  analizan como merecen.




  



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