El pasado 7 de septiembre Alfaguara reeditaba uno de los títulos más destacados de Sergio del Molino, galardonado con los premios Tigre Juan y Ojo Crítico de narrativa, entre otros, y traducido a las principales lenguas. En La hora violeta, el autor firma una obra autobiográfica que pone en palabras el dolor, la enfermedad y el amor de un padre hacia su hijo. Esta edición incluye un epílogo de Sergio del Molino que se publica por primera vez en el libro.
«La hora violeta es un extraordinario, hondo y pormenorizado documento humano».
Fernando Aramburu
«Este libro es un diccionario de una sola entrada, la búsqueda de una palabra que no existe en mi idioma: la que nombra a los padres que han visto morir a sus hijos. Los hijos que se quedan sin padres son huérfanos, y los cónyuges que cierran los ojos del cadáver de su pareja son viudos. Pero los padres que firmamos los papeles de los funerales de nuestros hijos no tenemos nombre ni estado civil. Somos padres por siempre. Padres de un fantasma que no crece, que no se hace mayor, al que nunca vamos a recoger al colegio, que no conocerá jamás a una chica, que no irá a la universidad y no se marchará de casa. Un hijo que nunca nos dará un disgusto y a quien nunca tendremos que abroncar. Un hijo que jamás leerá los libros que le dedicamos. Que nadie haya inventado una palabra para nombrarnos nos condena a vivir siempre en una hora violeta. Nuestros relojes no están parados, pero marcan la misma hora una y otra vez. Yo la evoco por escrito. Recuerdo este año de mi vida con la esperanza de fijar su relato y no convertirlo nunca en un lugar común».
Con estas palabras comienza este emocionante relato en el que Sergio del Molino narra un año de la vida de su hijo Pablo, desde que fue diagnosticado de un raro y grave tipo de leucemia hasta las primeras semanas tras su muerte. Hoy, cuando se cumple el décimo aniversario de su primera publicación, llega a Alfaguara la edición revisada por el autor, que cuenta además con un epílogo en el que Del Molino revisita su tiempo de escritura y los sentimientos que lo acompañaron entonces, y el orgullo personal de ver cómo lo que fue creado como un testimonio secreto acabó inspirando cambios sociales importantes.
«El libro de Pablo, que hasta entonces se titulaba La noche de Saskatoon, sólo podía titularse La hora violeta. Ninguna otra imagen expresaba mejor el limbo en el que se había convertido la vida después de Pablo, y ninguna otra idea resumía mejor mis intenciones como escritor: preservar ese afuera hecho de adentros, congelar para siempre esa pena que tantos auguraban fugaz, mediante variaciones del tropo «el tiempo todo lo cura». Yo no quería curarme. Yo no quería salir de esa hora violeta».
Sergio del Molino (del epílogo de La hora violeta)
La hora violeta continúa siendo una obra ineludible a la hora de hablar de ese extenso campo denominado literatura del yo y su subgénero más temido, la literatura del duelo. El libro de Sergio del Molino ha trascendido, durante esta década, su valor estrictamente literario para convertirse en una obra que ha inspirado cambios en el sistema sanitario y en la manera de acompañar a los pacientes de oncopediatría y a sus familias. En el registro íntimo y honesto de una realidad que relegada al lugar del tabú necesita visibilizarse, está una de las claves del alcance social de un relato autobiográfico cuya influencia, tal y como explica el escritor en esta edición revisada, supera a la de La España vacía , su ensayo más emblemático.
El autor estará disponible para entrevistas en Madrid el día 14 de septiembre
La crítica ha dicho:
«Una estructura original y lograda y una voz narrativa depurada y de marcada personalidad que trasciende el testimonio y el duelo para situar al lector ante los claroscuros de la condición humana enfrentada al dolor, la enfermedad y la muerte».
Jurado del Premio Ojo Crítico
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