«Para entender mejor la importancia de cuidar TODOS los alimentos en lugar de centrarnos solamente en nutrientes imaginemos un mapa del metro. Para llegar a la estación central (que representa el corazón) hay varias líneas: la roja, la morada y la verde. Nuestro objetivo debe ser que no puedan llegar los gérmenes y dañar las farolas, edificios, etc. que en nuestro cuerpo serían los vasos sanguíneos del corazón o el músculo que bombea la sangre. Entonces, supongamos que cerramos la línea roja y que esto podría ser reducir el colesterol. ¿Entonces ya no hay riesgo de infarto? Como podrás intuir la respuesta es NO, si tenemos otras líneas abiertas como la morada (porque fuma) o la línea verde (consumo de azúcar) de poco va a servir nuestro esfuerzo».
p. 48
«¡Recuerda! Si comes cantidades ingentes de proteína y sigues en el sofá, serás un enfermo muy bien nutrido. Para crear hay que destruir: entrenar el músculo creará pequeñas roturas en sus fibrillas que nuestro cuerpo no solo reparará, sino que le servirán de estímulo para hacer crecer el músculo».
p. 132
«[L]a realidad es que hemos dejado fuera de la mesa el verdadero manjar, creemos que no hace falta comer fruta o verdura si nos tomamos el multivitamínico. Creemos que hacer dieta es sufrir. Y también creíamos que existían las brujas o que la tierra era plana, mucha gente fue a la hoguera simplemente por sus ideas. Es hora de terminar de una vez por todas con esta creencia absurda, porque una dieta no es contar calorías o comer soso. No vayamos a la hoguera, no dejemos que nos maten nuestras ideas».
pp. 159-160
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