Imbuidos por una prosa impecable, nos adentramos en una nueva historia mágica de Celso Castro, en una cautivadora novela de seres desamparados en la Galicia contemporánea que ahonda en la relación de amor entre dos personas solitarias unidas por la esperanza.
|
La crítica siempre ha sido unánime con la obra de Celso Castro y ha destacado su calidad literaria indiscutible, poseedor de un universo propio muy particular e inédito en nuestra literatura que deja huella al lector.
|
NOTA DEL AUTOR
|
«siempre he pensado la literatura como algo no planificado, o cuando menos, que rehúye cualquier planificación. algo que ocurre, que surge del simple acto de escribir. en mi caso, de ahondar en la primera persona, diferenciarla de mí y mantenerme al margen, sin dejar de perseguir la inmediatez de esa voz desatada que va conformando los -relatos del yo- y quizá a mi pesar, revelando aquí y allá ciertas circunstancias autobiográficas, algunas -inconfesables- al tiempo que se burla de sus correspondencias literarias como un demonio familiar
-las brujas- es un ejemplo elocuente de este humor malintencionado, y de mi particular búsqueda de la espontaneidad narrativa. de ese aliento vital que atraviesa una escena, o un diálogo, de esa imprevista respiración los personajes de la novela son reales y van adquiriendo un desarrollo posterior: la bruja que amamanta al narrador, su casa, el consultorio donde recibe a sus clientes. su hija lorena y sus vestidos con los bajos raídos. ricky el cojo, que distribuye y consume todo tipo de sustancias psicotrópicas, y desde -la cuervo- ha ido acompañándome y saltando de novela en novela hasta hacerse habitual y casi imprescindible. sebastián, que ha pasado de narrador en -el afinador de habitaciones- y su continuación -astillas- a personaje recluido en un psiquiátrico a partir del epígrafe de dostoievski -las brujas- trata de la incapacidad de amar, del desvalimiento de los seres humanos. una mirada piadosa sobre nosotros, sobre lo que somos. y en definitiva, del largo proceso hacia la normalidad, un proceso interminable, como puede apreciarse en el último diálogo de la novela: -yo lo único que quiero es... ser normal... sólo eso... ser normal y nada más... -ya, es lo que queremos todos...» |
No hay comentarios:
Publicar un comentario