Barcelona, mayo de 1949. Albert, un chico que trabaja en una imprenta, es detenido por la Brigada de Investigación Político-Social y enviado a la temida comisaría de Via Laietana acusado de colaborar con jóvenes universitarios en la difusión de propaganda clandestina y otras actividades contra el régimen. Una visita secreta del general Franco a la Ciudad Condal tiene nervioso a todo el departamento de policía y es necesario tener controlados y detenidos a todos aquellos contrarios al régimen que puedan provocar incidentes.
Dora, hermana de Albert, cae en desesperación y mientras intenta adivinar qué le ha pasado a su hermano se reencuentra casualmente con Miquel, un amor de juventud del pueblo a la orilla del Ebro. En medio de la desazón de la mujer, los dos viejos amantes recuperan la pasión. Pero Miquel, en realidad, solo quiere utilizar a Dora para conseguir información para poder llevar a cabo su plan secreto: asesinar a Franco.
Este reencuentro desencadenará unas consecuencias que ninguno de sus protagonistas podrá controlar. Diez años antes, en el campo de refugiados de Argeles, tres compañeros: Bonaventura, Miquel e Ignasi se esfuerzan por sobrevivir. Ignasi traicionará esta amistad suplantando la identidad de Bonaventura para volver a Barcelona libre de antecedentes, viviendo como un impostor. Miquel no se lo perdonará, y estos hechos volverán para pasarles factura.
Los impostores es la historia de tres perdedores de la Guerra Civil española. Una historia repleta de engaños, impostura, amor, amistad y traición. El retrato de tres vidas desde antes de la guerra hasta la dura postguerra, pasando por el terrible campo de concentración de Argeles. Las vides de Dora, Miquel y Bonaventura se entrelazan y, en medio, aparecen Fuentes, un comisario de la vieja guardia, corrupto y adicto, y Paco, antiguo transformista y traficante de cocaína que son también, a pesar de todo, supervivientes. La historia que consigue hacernos sentir que, en casos extremos, todos podemos ser unos impostores.
Los antecedentes de la trama transcurren en este campo de concentración francés, donde van a parar tres amigos: Miquel, Ignasi y Bonaventura, que luchan por sobrevivir en la enfermedad y la miseria. Situado entre 1939 y 1941 en la playa de esta población del Rosellón, el campo se organizó a toda prisa con tal de mantener controlados a los miles de refugiados republicanos españoles, muchos de ellos catalanes, que huían de España previniendo la inminente victoria del bando nacional encabezado por el dictador Franco en 1939.
LOS PERSONAJES
La novela nos presenta una Barcelona muy literariamente fotogénica, la del mundo de la farándula, de los cabarets, de los prostíbulos, de los transformistas. El mundo de la noche en el Chino y el Paralelo. La Criolla, la coctelería Boadas, el Apolo, El Molino, el Talía, los cines. El mundo de día en las calles de San Antonio, en el entorno del mercado y del dominical de libros de viejo, del bar Amigó, de la bodega Rafael, del Estudiantil, del bar Ramón, de los víveres Canigó… Y también la ciudad de la miseria, la de las colas y cartillas de racionamiento, la del mercado negro.
Dora Colom, viuda de guerra, antes de que esta estallase había sido una mujer vital, alegre y exuberante, «fuerte y sólida. Independiente e inteligente. Firme e íntegra». Casada de nuevo con Bonaventura, que le proporciona afecto y Seguridad, Dora trabaja de administrativa en el Gobierno Civil, un Trabajo que detesta pero que le permite enterarse de mucha información.
Bonaventura Puig, bedel de la Universidad y segundo marido de Dora, un hombre inteligente, culto, y también atractivo, elegante y de una pulcritud extrema. «Modulaba la voz suavemente y exhibía unas maneras exquisitas que incrementaban su atractivo a pesar de la cicatriz que le cruzaba la cara y le desfiguraba un poco el rostro». El trabajo discreto de bedel encubre su verdadera identidad, previa a su estadía en el campo de Argeles, la de Ignacio Roure, catedrático de Botánica.
Miquel Alberich, miliciano y guerrillero de los maquis, continúa la lucha antifascista en Barcelona, clandestinamente y viviendo en la miseria. «No exageradamente alto pero robusto y contundente, tenía un cabello oscuro bastante canoso, unos ojos grandes, redondos y oscuros de pestañas casi inexistentes, y una nariz grande y aguileña de patricio romano que le daba una apariencia distinguida, casi aristocrática, estatus que rápidamente desmentían unas manos toscas de trabajador». Fue el amor de juventud de Dora, con quién se reencuentra muchos años después.
Paco Sanllehí, librero de viejo, canto de cocaína, hombre alto y bien plantado con un glorioso pasado como transformista. Amigo de Dora. Pasa información al comisario Fuentes, que hace la vista gorda con sus antecedentes y se aprovecha de su actividad de traficante.
Comisario Fuentes, policía veterano, comisario de la vieja guardia, inteligente y lúcido pero corrupto, adicto y con una insólita capacidad de supervivencia. «Hombre rechoncho, panzudo y de bigote abundante, cabeza grande, redonda y rapada». Fuentes es también, a pesar de todo, un superviviente.
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