El 27 de noviembre de 1950 comenzó desde las antenas de Radio Barcelona la emisión del consultorio femenino de Elena Francis, un personaje de ficción que se convirtió durante los 33 años de presencia diaria en las ondas en ángel de la guarda, confidente y respetada consejera sentimental de millones de mujeres españolas.
El éxito del programa, patrocinado por la firma de productos de belleza Instituto Francis, obligó a sus responsables a crear un equipo de contestadores para responder las cartas que no se podían radiar. En 2005 más de un millón de esas cartas aparecieron en un almacén, medio destruidas por la humedad, salvándose una parte que se depositó en el Archivo Comarcal del Baix Llobregat. El análisis de esa correspondencia postal, entre 1950 y 1972, dibuja el escenario sentimental, laboral y familiar en que se movían las mujeres de clase trabajadora, sometidas a las normas morales del nacionalcatolicismo imperante.
En las cartas se relatan episodios de violencia sexual, malos tratos o falta de oportunidades, así como detalles del cortejo nupcial o la vida matrimonial, que contribuyen a completar una historia de las costumbres durante el franquismo.
El método de trabajo aplicado por los autores, Armand Balsebre y Rosario Fontova, semejante al planteado en su anterior investigación (Las cartas de la Pirenaica, Cátedra, 2014), permite llegar a la conclusión de que Elena Francis fue un personaje de un gran poder persuasivo, depositaria de un inmenso patrimonio inmaterial de sentimientos y emociones, pero cuya misión educadora contribuyó en gran medida a la legitimación del franquismo.
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