- Astérix es un mito del cómic cuya trayectoria empezó, nada más y nada menos, que en 1959, cuando dos jóvenes y talentosos dibujantes franceses, René Goscinny y Albert Uderzo, publicaron su primera aventura. Más de 60 años después, la Biblioteca Nacional de Francia decidió homenajear a este personaje inmortal con una exposición y un libro que no puede faltar en la librería de los seguidores de esta serie. Lunwerg publica ahora este libro en español, coincidiendo con la salida de la última aventura del héroe galo (22 de octubre).
- Lo más icónico de Astérix y su mundo se resumen en forma de alfabeto, ilustrado con más de 220 imágenes entre láminas originales, portadas, fotografías de la época, guiones, apuntes y memorabilia de todo tipo.
- Este es el libro que todo fan de Astérix deseará tener: con lo más representativo, las anécdotas más curiosas, los bocetos… un autentico festín para los seguidores del Galo más famoso del cómic.
- Se incluyen reproducciones de láminas originales cedidas por el propio Albert Uderzo a la Biblioteca Nacional de Francia. El libro cuenta con el respaldo y la colaboración del propio Uderzo y de los herederos de Goscinny.
No hay muchos personajes de cómic que puedan presumir de haber vendido más de 350 millones de álbumes en todo el mundo. Astérix, el superhéroe- antihéroe galo lo ha conseguido y después de 60 años, sigue convirtiéndose en superventas con cada nueva aventura.
Desde que en 1961 se publicara “Astérix el galo”, los personajes creados por René Goscinny y Albert Uderzo se han convertido en un símbolo universal del orgullo francés, pero también del espíritu de la rebeldía, de la valentía, de la amistad, de la convivencia entre vecinos y de la solidaridad entre pueblos. Para miles, millones, de niños y de adultos de todo el mundo, Astérix, Obélix, sus paisanos de la pequeña e irreductible aldea gala y hasta los sufridos romanos, son personajes bien conocidos que nos han enseñado historia, tolerancia y el sentido de la amistad y la colaboración. Para los franceses son además un reflejo de su identidad, pero ajena a toda forma de crispación chovinista: se trata de personajes galos, en efecto, pero inventados por un dibujante hijo de un ebanista italiano (Uderzo) y por un guionista hijo de judíos de Europa central, emigrados a Francia y a Argentina (Goscinny).
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