Este libro no incita a la búsqueda o a reivindicar las
esencias patrias,
sino que se limita a estudiar las vicisitudes de una
identidad determinada -la nacional española- a lo largo del conflictivo
siglo xx. Lejos de perfilar un supuesto ser de España, metafísico e
intemporal, trata de averiguar qué significó durante la pasada centuria ser
españoles, una identidad en construcción.
En el centro de esa identidad se situaron símbolos y
prácticas simbólicas sujetos a muy diversas interpretaciones por parte de
múltiples actores, formas variadas a las que remite el término imaginarios.
Para ilustrarlas se han seleccionado elementos cuya relevancia está fuera
de toda duda, como los mitos históricos, emblemas oficiales, la República y
la Monarquía, el papel del género, de la religión y de la lengua, la
capital de la nación y los mapas que la representaron, así como el imperio,
tanto en las colonias africanas como en las conmemoraciones americanistas.
También presta una especial atención a manifestaciones de
la cultura de masas que se convirtieron en instrumentos cruciales de
nacionalización, como el deporte, la música, el turismo y el cine,
aparte de la fiesta nacional -los toros-, que es evocada de manera irónica
en la cubierta del libro: la española, como todas las identidades
nacionales,
se construye y se deconstruye.
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