A lo largo de su amplia trayectoria, Belén Gopegui ha concebido a sus novelas y ensayos como artefactos capaces de representar la realidad, interpelando al lector e invitándolo a dar un paso, por pequeño que sea, de la reflexión a la acción en defensa de una sociedad más justa.
A partir del 16 de septiembre, Belen Gopegui vuelve con gran fuerza a ocupar ese espacio tan personal y necesario con Existiríamos el mar. Una novela coral que, sobre el trasfondo de la pandemia de COVID-19, nos muestra un mundo donde la incertidumbre, la precariedad laboral y las dificultades para costearse una vivienda están a la orden del día, y se ha abierto una brecha insalvable entre los que cuentan con patrimonio y aquellos que no; pero también, donde otras maneras de convivir, compartir y construir comunidad y familia se erigen como alternativas colectivas y solidarias que desafían las nefastas leyes de la exclusión social.
A esa edad media que son hoy los cuarenta años, cinco personas comparten piso en Madrid, porque lo necesitan y también porque compartir, en su más amplio sentido, forma parte de una nueva mentalidad que va creciendo en silencio y que atañe a la manera de entender las relaciones. Una de esas cinco personas, Jara, se marcha un día sin previo aviso.
¿Por qué se ha ido Jara? Su carácter es, como su vida, inestable; no tiene trabajo, se parece a esa persona que vive siempre en vilo y que en algún momento todos hemos llevado dentro. Lena, Hugo, Ramiro y Camelia la buscan mientras continúan con sus luchas diarias, marcadas por la necesidad de vivir en esta sociedad y por la convicción de que las normas que la rigen deben transformarse.
Existiríamos el mar es una novela que gira en torno a una desaparición y un reencuentro, pero ante todo es una obra que pone en el centro la vida entendida como aquello que se teje entre risas, frustraciones, fracasos, los momentos compartidos y la aparente banalidad de lo cotidiano. |
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