Lambert Strether tiene cincuenta y cinco años, es viudo y está medio comprometido con una rica viuda de Woollett, Massachusetts, la cual lo manda a París con una delicada misión: rescatar —se supone que de las garras de alguna «mujer malvada»— a su joven hijo Chad, que lleva allí cinco años y últimamente ni escribe. Chad está destinado a ser un pilar del prosperísimo negocio familiar y es importante que vuelva y que además se case con una señorita decente de Nueva Inglaterra. La primera sorpresa de Strether al reencontrarse con el joven es verlo, no perdido, sino todo lo contrario: más desenvuelto, más refinado y rodeado de «personas inteligentes». |
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