Poemas intensos y quintaesenciados, que parecen desafiar a la muerte desde la rotunda afirmación de la vida y la celebración pagana del mundo, el lector encontrará en ellos el desgarro de la despedida, el vértigo ante la nada, la interrogación ante el destino, pero también el recuerdo agradecido del placer, el eterno retorno al amor y al luminoso paraíso de Elca. Y en la voluntad del autor de que aparezcan cuando él ya no esté, estos poemas póstumos se convierten en poemas imperecederos, imposibles de leer sin un estremecimiento.
Àngels Gregori, poeta y presidenta de la Fundación Brines no dudaba en calificar el nuevo poemario como «la despedida final» de un Brines que «tocando la pared de la muerte» vuelve a través de estos escritos a sus temas habituales - como la infancia y la juventud o el paisaje de su casa en l’Elca-, «con una intensidad lírica increíble». «Son la obra de un escritor que constata el final de su vida desde una lucidez máxima pero a veces también de una manera sorprendentemente juguetona»
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