Napoleón es ante todo el hijo de una época de transición, la del paso del viejo mundo feudal a una nueva sociedad burguesa. Encarna todas las contradicciones de esta época, su nombre está asociado a una ambición desmesurada y un poder despótico, a guerras crueles y sangrientas, evoca los horrores de Zaragoza, el saqueo de la Alemania avasallada, la invasión de Rusia. Pero también nos recuerda el coraje y la audacia manifestados en las campañas italianas, el talento que supo atreverse, el hombre de Estado que asestó golpes mortales a una Europa feudal ya decrépita. |
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