Dos autores separados por el Atlántico unen sus ficciones para compartir un libro de historias fantásticas, aunque a priori muy cotidianas, que se van enredando poco a poco, envueltas en un exquisito sentido del humor. En ambos sopla el aliento de Borges: a Fernando Sorrentino le alcanza desde muy cerca, en la misma ciudad de Buenos Aires, y a Antonio Sánchez Jiménez le llega desde muy lejos y debidamente enfriado por los rigores del clima nórdico. En los diez relatos del primero aparecen muchos perdedores enfrentados a lo insólito. En los doce del segundo, y también de forma Estrafalaria, se narran las peripecias de un club de fútbol ficticio, el Dioce, fundado por Manco Cápac, y en el que las botas de «Flagelo Divino» creaban épica cada vez que golpeaban el balón.
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