Traducción de Andrés Barba
Para ahuyentar el tedio que padece desde la muerte de su marido, una mujer de mediana edad decide dejar la casa de campo donde ha vivido durante años y trasladarse a la ciudad. Chabacana, mandona y sumamente quisquillosa, sobre todo en lo que respecta a sus hijas, traba amistad con la enigmática Scilla, y pronto las dos mujeres planean abrir juntas una galería de arte. Sin embargo, la aparente seguridad de la protagonista, que se diría bordea la soberbia, no la libra de ciertas decepciones… Una de las obras más celebradas de Ginzburg, llena del humor, la perspicacia y el irrenunciable realismo moral que tanto han aplaudido generaciones de lectores. |
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Natalia Ginzburg (Palermo, 1916 − Roma, 1991) es una de las voces más singulares de la literatura italiana del siglo XX. Publicó en 1934 su primera narración, a la que siguieron obras teatrales—Me casé por alegría—, ensayos—Las pequeñas virtudes, Nunca me preguntes y Serena cruz o la verdadera justicia—y novelas y colecciones de relatos—El camino que va a la ciudad y otros relatos, Y eso fue lo que pasó, Nuestros ayeres, Valentino, Las palabras de la noche, Léxico familiar, Querido Miguel, Vita imaginaria y Domingo—, así como la biografía Antón Chéjov. |
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