REBECA YANKE PUBLICA ‘LA CIENCIA DE LA AMABILIDAD’
Dice Rebeca Yanke (Bilbao, 1978) que en la amabilidad hay mucho de humildad, bastante de buena fe y, sobre todo, de empatía y hasta de sensibilidad. No es fácil meterse en los zapatos del otro, pero en estos tiempos pandémicos la realidad lo exige más que nunca. Por eso, la revolución de la empatía avanza con fuerza. Y, también por eso, su libro, La ciencia de la amabilidad, llega en el momento más oportuno.
Filósofos, científicos e intelectuales creen que, en este instante, convergen dos escenarios y que deberíamos aprovecharlo: la imperiosa necesidad de frenar la deriva narcisista del mundo y una generación millennial que podría conseguirlo. El usted está en desuso, se escucha muy poco decir gracias y por favor, no ayuda la crispación ni la situación política —nos hemos vuelto algo bordes y rudos— y tampoco que nos hayamos convertido en seres humanos a un móvil unidos.
Por eso, en 2021, el reto de los modales, de ser educado, pasa, primero, por recuperar muchas de las buenas maneras perdidas y por adoptar otras nuevas que se derivan de nuestros cambios en la forma de vida: hacemos más ejercicio, comemos mejor, nos comunicamos digitalmente cada día y la reciente ola feminista, realzada precisamente por las redes sociales, ha provocado un vuelco social que tampoco puede pasar desapercibido.
Es en este vertiginoso contexto en el que nunca como antes se necesitó sentido común, también sentido del humor e ironía y un ejercicio constante de clarificación que evite posibles malentendidos digitales. Los matices son más importantes que nunca y hay que saber ser sutil. Sabemos ya, además, aunque a veces la vida nos lleve por delante, que ser amable no cuesta tanto y las gratificaciones son enormes.
Compasión, humildad y cuidado son algunas de las virtudes humanas, muchas grandes olvidadas, que este libro defiende como potencias sociales e individuales que pueden trabajarse, con mayor necesidad ahora, en tiempos de crisis e incertidumbre. Las virtudes han tomado forma de antídotos y pueden servirnos de lúcida guía para la vida.
«Solía decir, antaño, que a mí de las personas me interesaban sus intenciones. También solía pensar que cualquiera, o todos, tenemos prejuicios, pero que lo importante era no dejarse llevar por ellos», asegura Yanke. «Ahora pienso que lo que más me importa en la gente es su sentido de la justicia y su valentía, su capacidad para la aventura, para comenzar nuevas cosas, para intentarlo, una vez, otra, otra más… Sé que no está la película para pedir demasiado, sé que acabamos de vivir un año morrocotudo, pero precisamente por eso habrá que seguir intentándolo. De la conjunción de lo personal y profesional, de mi absoluta fe en que intentarlo merece la pena, surge este libro».
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