Lumen publica la edición más completa, libre de la censura católica, de Cántico espiritual, de San Juan de la Cruz: un acontecimiento editorial sin precedentes
«De todos los hombres que han usado la lengua española para los fines de la poesía, San Juan de la Cruz es el más grande.» Madrid, 25 de marzo de 2021.- Una celda denigrante fue el lugar donde se concibió, en 1578, Cántico espiritual, uno de los mayores poemas de la literatura occidental. En ella permaneció encerrado fray Juan de la Cruz por querer reformar la orden de los carmelitas. Su carcelero le facilitó papel y tinta para escribir, así como aguja e hilo con los que el descalzo pudo coser mantas y trapos para fugarse, llevándose consigo el cuaderno con las primeras treinta y una estrofas de las «Canciones entre el Alma y el Esposo» que había compuesto en la noche de su encierro. Ahora, en esta nueva y reveladora edición que Lumen pone a la venta este jueves 25 de marzo, la Doctora en filología hispánica y profesora de la Universidad de Barcelona, Lola Josa, especialista en el autor, ha fijado el texto a la luz de la mística hebrea sumergida en el poema, enmendando errores seculares de transmisión y proponiendo una interpretación sin precedentes que, libre de dogmas tanto religiosos como filológicos, da una renovada vida al poema y nos descubre un tesoro oculto de referencias, lecturas y desafíos.
«Poesía es voz de lo inefable. A pocos poetas les ha sido dado tener esa voz. En España la tuvo san Juan de la Cruz.» «La Cábala debería ser estudiada a fondo en relación con el misticismo español del XVI.» «San Juan escribió para sí mismo y para unas monjas. Y esa marginalidad le da una libertad que no tuvo ningún poeta culto de su tiempo. Le da la libertad de mezclar la tradición escrituraria, la tradición popular y la tradición greco-romana.»
Del estudio a cargo de Lola Josa «En una oquedad de seis pies de ancho y unos diez de largo, con un respiradero de tres dedos, fue concebido el Cántico espiritual. Allí fray Juan permaneció encarcelado durante casi nueve meses, en un espacio insalubre donde se cometió uno de los tantos actos de crueldad en los que el ser humano incurre bajo la impunidad del poder, un hueco en la pared dispuesto como letrina contigua a la sala donde los prelados se aposentaban cuando estaban de paso en el convento de Nuestra Señora del Carmen, en el extremo oriental de Toledo. |
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