María Oruña fue la primera en encontrar los anillos de Santo Estevo en “El bosque de los cuatro vientos”. Durante la investigación previa al libro actuó como una auténtica Indiana Jones, abriendo puertas secretas, con el pálpito de estar ante algo más que una leyenda. La escritura de la novela le permitió hacer realidad ese sueño gracias a su protagonista, Jon Bécquer, un detective de arte que tropezó con “una leyenda tallada en escudos de piedra, protegidos de los cuatro vientos”.
“Siempre soñé con encontrar los anillos. Cuanto más investigaba y me documentaba para la novela, más sentía que faltaban menos piezas para completar el misterio. Era como si aquella historia estuviese dormida, esperando a que alguien soplase el polvo del tiempo sobre ella. Hoy los lectores de “El bosque de los cuatro vientos” también forman parte de la leyenda.”
María Oruña viajó a Santo Estevo, se sumergió en los archivos históricos, entrevistó a la restauradora de los relicarios de los obispos, Vania López, le dio un papel principal en su relato y ahora ella ha sido quien ha encontrado el tesoro; los lectores la reconocerán bajo el nombre de Amelia. Y lo más curioso de todo: los anillos han sido hallados en el primer lugar donde buscó Jon Becquer, en las arcas con los restos de los obispos. Casualidad, magia…
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