Además de los olvidados, estuvieron ellas: mujeres de diversas nacionalidades, entre ellas numerosas españolas, participaron en los combates de la Resistencia en Francia. En los maquis, centenares de ellas servían de enlace entre los grupos, llevando de un lado a otro correo, documentos material diverso, dinero o vales de racionamiento, transmitiendo órdenes, jugándose la vida cada día.
Combatientes del silencio, mujeres con armas o sin armas, cuando las descubrían y eran arrestadas, eran apaleadas, violadas, torturadas, fusiladas o asesinadas a golpes, enviadas a campos de concentración o ejecutadas al alba en una cárcel, en un bosque o en una calle cualquiera. Alguna de esas resistentes fue colgada e incluso decapitada con hacha, como Olga Bancic, del grupo Manouchian, o Émilienne Mopty, esposa de un minero y madre de tres hijos.
En el libro Evelyn rescata a Carmen Bazán, Sara Berenguer, Conchita Grange, Herminia Muñoz, Valentina Ferrés o María Vázquez Blanco.
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