Amores de cine. Pasiones más allá del celuloide
El cine viene marcando el destino sentimental de la humanidad desde aquel 28 de diciembre de 1895, en París, cuando los hermanos Lumière proyectaron tres películas en el Salon indien du Grand Café, en el número 14 del Boulevard des Capucines: «Salida de la fábrica Lumière», «Llegada de un tren a la estación de la Ciotat» y «El regador regado». A partir de entonces, la sala oscura ha venido ofreciendo un mar de emociones y una puerta a la fantasía, abierta de par en par a mundos ajenos, en mitad de la cotidianidad.
A través de la gran pantalla muchos de nosotros, como los cincuenta y dos autores que David Felipe Arranz ha congregado en este volumen, hemos vivido relaciones tormentosas, devociones imposibles y amores eternos. A todos ellos les dedicamos, nosotros sus devotos, estos Amores de cine, noveno anuario del amor de Sial Pigmalión.
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