«Antes de conocerle y de entablar una relación con él que se convirtió pronto en un amour fou y después en una amistad íntima (lo que para él significaba “complicidad”), recelé, entusiasmada, de sus aforismos.
Él mismo invita a ello cuando afirma (¿de sí mismo?): “Recela de aquellos que dan la espalda al amor, a la ambición, a la sociedad. Se vengarán por haber renunciado a ello. La historia de las ideas es la historia de los rencores del solitario”. Pues, aunque ha evitado concebir ideas (o precisamente por ello) en el sentido de un sistema, sembraría, en lo fundamental, con sus "ideas" mal ensambladas, hostilidad contra la sociedad y contra todo lo que ella valora y aprecia. Esto tenía que gustarme de inmediato».
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