Existen novelas difíciles de escribir y existen novelas que parecen imposibles. Esta ha necesitado los recursos narrativos de varios géneros literarios para ser contada. La novela negra y su encarnación del mal, el texto de ciencia ficción y los desastres de la incomunicación, el relato bélico y la fría articulación de la violencia, la estética gótica y el terror a lo que no conocemos, el testimonio social y el aire contaminado del poder. El resultado es la gigantografía de lo que somos y de lo que hacemos. La esperanza no es la promesa de un día mejor, sino la toma de conciencia de que aún tenemos ojos para ver, cabeza para pensar y manos que rompernos en la lucha.
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