Una terrible sequía asola sin piedad la sierra de Balou, la tierra se resquebraja y las cosechas se malogran. Los habitantes de una pequeña aldea, temiendo por sus vidas, deciden huir en busca de un clima mejor. Sin embargo, un anciano se queda atrás, acompañado por su perro ciego, para vigilar la única planta de maíz que ha brotado. Cada día que pase será una victoria sobre la muerte.
Yan Lianke, uno de los más grandes maestros de la narrativa china contemporánea, ha creado esta bellísima parábola sobre el amor, la vejez, la soledad y la fuerza de la vida; una alegoría luminosa y conmovedora, que rinde homenaje y dignifica la vida campesina, sus rigores y sacrificios.
Este es un texto breve de enorme belleza que relata el día a día de un anciano agricultor, solo con su perro, cuidando de un único brote de maíz. Una historia sencilla que se impregna de la épica de la vida cotidiana y de espíritu de superación. El escenario es un paisaje yermo y quemado por el sol, podría pensarse que algo apocalíptico, y a la vez tan cercano a una realidad en la que el sofocante peso del cambio climático está cada vez más presente. Sin embargo, este libro trasciende lo particular para transformarse en unaparábola universal, la de la humanidad, la de su lado más bello, la de la lucha por superarse (se suceden en la historia la pugna contra el sueño, contra los elementos, contra el hambre y la sed) y dejar un buen legado para nuestros hijos, algo mejor para los que vienen, algo que nos haga dignos de elogio. Al mismo tiempo, el texto nos sumerge en el amor conmovedor entre el perro y el anciano, responsables uno del otro.
Todo ello con el inconfundible estilo de Yan Lianke, más poético que nunca. Lianke recrea un escenario mágico: los rayos del sol adquieren cualidades físicas, peso, consistencia; los animales tienen una comprensión casi humana, etc.
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