Todos los jueves, tres amigos se reúnen en un bar. Uno es director de cine y parece difuminar constantemente el límite que separa lo real de lo imaginario. Otro es novelista, aspira a la máxima libertad posible en la escritura y en la vida y tiene tantas caligrafías como amigas. El tercero trabaja en un ministerio y siente que no sabe casi nada de su esposa ni de su hijo.
Para estos personajes, nombrar las cosas es la manera de apropiarse de una realidad resbaladiza sobre la que pronuncian certidumbres, dilemas y disparates iluminadores, y la contradicción –consigo mismos y con el mundo– es una forma de vida. Pero los nombres de las cosas, que aparentemente son lo más estable que tenemos, resultan arbitrarios e insuficientes en cuanto empiezan a cuestionarse.
Haciendo gala de un extraordinario oído para el diálogo, asociaciones de ideas imprevisibles y una ironía efervescente, Mariano Peyrou continúa su personal trayectoria narrativa con una novela brillante y divertida, particular y a contracorriente, que se aventura sin aspavientos a plantearnos una serie de preguntas sobre el amor, las relaciones familiares, la política y el arte, pero sobre todo a transmitirnos la certeza de que la vida podría ser diferente.
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