En diciembre de 2009, publicamos Paseador
de perros, la primera entrega de lo que Sergio Galarza quería que fuese una
trilogía sobre Madrid y sobre la soledad en las ciudades contemporáneas. Eran
sus inicios como escritor en España y hacía muy poco que había dejado de pasear
perros. Pronto llegó el premio Nuevo Talento FNAC, las numerosas entrevistas y
reseñas (http://www.candaya.com/paseadordeperros.htm
), la segunda edición… en definitiva, la sorpresa y el reconocimiento de los
lectores que se sintieron seducidos por esa forma de narrar tan descarnada y
ácida, pero tan poética y tierna al mismo tiempo.
En 2012 publicamos JFK (http://www.candaya.com/jfkweb.htm)
y en 2014 La librería quemada (http://www.candaya.com/lalibreriaquemada.htm),
también muy celebradas por la crítica.
El domingo 12, de 13 a 14.30 horas,
en la caseta 131, de la librería Juan Rulfo/ Fondo de Cultura
Económica (una de las librerías de Madrid que más ha apostado por la obra de
Galarza), os esperan juntitas y expectantes las tres novelas (Paseador de
perros, JFK y La librería quemada) y frente
a ellas Sergio Galarza muy dispuesto a esmerarse con una dedicatoria
inolvidable. No os lo perdáis, que es el último día de Feria y un Madrid
silenciado e insólito os espera desde sus páginas.
Paseador de perros es la historia de un tour
de force por las calles de Madrid y su periferia, el relato de una
vida contaminada por el odio y la desesperanza. El narrador, un joven
inmigrante, viaja en metro y en autobús de un lado a otro para llegar a tiempo
a su trabajo: pasea perros. Así sobrevive. Parece un oficio sencillo, pero el
desamor y la sensación de esclavitud del que trabaja de lunes a domingo, lo
hacen tan vulnerable y frágil como lo son, por otros motivos, algunos de los
personajes con los que se cruza: un anciano con un mapache enjaulado, una mujer
adicta a la autoayuda y aterrada por su rostro, un matrimonio que espera su
final y, sobre todo, perros, de todas las razas y tamaños. Sergio Galarza
reflexiona sobre los cambios que se han producido en las grandes ciudades tras
la llegada masiva de nuevos vecinos de otras latitudes. La suya no es una
visión “políticamente correcta”, pero se acerca a la verdad que se respira en
las calles.
Jota, el protagonista de JFK,
alquila su cuerpo para ganar dinero. Es su trabajo y cree en él, porque es lo
único que tiene. Antes tuvo también una familia y un amigo verdadero. Ahora el
recuerdo de ambos lo atormenta mientras conduce insomne por la ciudad,
atendiendo las llamadas de sus clientes: hombres que buscan el consuelo de
alguien que los comprenda, mujeres sin tiempo para el amor en sus agendas de
ejecutivas, corazones que se incendian cada noche. La historia nace en un
barrio popular de Madrid. Jota es el hijo de un oscuro administrativo
aficionado al fútbol y de una polaca que lo lleva a la Filmoteca a ver
películas de Wajda y Kieslowski para demostrarle su afecto. Pero el hijo crece
y descubre que la vida no es un partido de fútbol ni una película del Este. Su
historia sigue por otros barrios, entre hoteles de lujo y pisos que parecen habitaciones
de hotel.
La librería quemada es el ácido y entrañable retrato de un grupo de libreros que,
en plena crisis del sector, se esfuerzan por recomponer sus propias vidas,
rotas por el tedio y la desesperanza. Sergio Galarza
propone un acercamiento al mundo de las librerías desde una perspectiva
diferente y privilegiada (la de quien trabaja desde hace cinco años en una
librería): la despersonalización de las grandes cadenas, el peligroso auge de
los libros de autoyuda, los robos de libros, la imposición de estrategias de
venta agresivas y competitivas, la infravaloración del librero lector, las -en
ocasiones- decepcionantes relaciones con los clientes. Una punzante novela
sobre la crisis
(la crisis del país y del sector del libro, y sus consecuencias en la
estabilidad emocional de los trabajadores), que es también una crítica abierta
al mundo laboral y a las destructivas relaciones de poder dentro de las
empresas.
Y en las tres novelas, Madrid como telón de fondo: Gran
Vía, Malasaña, La Latina, Lavapiés… pero también barrios periféricos como
Matadero, Cuatro Caminos o Coslada, o barrios vedados e inalcanzables como
Pozuelo y la Moraleja. Los parques, las calles, los simétricos bloques de pisos,
los pisos compartidos, los bares, los locales nocturnos, las librerías, los
hoteles de lujo… Una mirada insólita sobre la ciudad que atraviesa lugares
insospechados y huye siempre de la imagen
de postal que se llevan los turistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario