¡Qué poco han cambiado
nuestros políticos!
Esta
«vida imaginaria» de Nicasio Álvarez, marqués del Mantillo,
sucede en torno a la Restauración borbónica del último cuarto del
siglo XIX pero, por increíble que parezca, parece narrar la
trayectoria de un político de cualquier época, y marca un
estereotipo esperpéntico del ascenso, auge y caída de cualquiera
de nuestros mandatarios. La carrera del avispado Álvarez está
llena de contradicciones, pone en evidencia tanto al protagonista
como a un prototípico y tramposo sistema parlamentario.
Irónicamente, Silverio Lanza documenta la farsa con la recreación
lo más verosímil posible de artículos, cartas, transcripciones
literales de sesiones parlamentarias, informes y testimonios.
"¡Qué ruinas
más bellas en lo venidero las de estas obras en soledad de
Silverio Lanza! Así la obra de Silverio Lanza es una tozuda ruina
perenne y poco vista; más nueva por lo tanto, más inesplorada con
novedad así constante de selva de ruina virjen."
Juan Ramón Jiménez
(1915)
Cuando
publica esta especie de novela-documento, en 1889, Lanza repite
una de sus provocativas audacias literarias y, lógicamente,
vuelve a romper cualquier expectativa del público y la crítica.
Aunque podría tener su antecedente en El conde de
Abranhos de Eça de Queirós, esta novela supone una
anticipación totalmente abrupta del falso documental literario,
de la quest, del apócrifo, y desarrolla intensos rasgos de
«metaficción» nada habituales en la literatura coetánea. Lo
novelesco se reviste paródicamente del carácter documental y
objetivo de la biografía histórica, en este caso, para ejercer
una hiriente y sistémica denuncia política.
"Ese marqués
del Mantillo, que inventó y al que dedicó una de sus obras más
extensas, es un tipo de político español tan de nuestros días que
hasta en su política hay una ley de autorizaciones."
Ramón Gómez de la
Serna (1918)
En
busca del «engaño verosímil», Lanza no duda en destrozar los
límites del género novelístico. Con esta nueva libertad narrativa
parece lograr, de forma primeriza y muy aventurada, un efecto
hiperreal y extemporáneo. Su resultado es un tipo de literatura
política y humorística que, aunque minusvalorado por nuestra
historia literaria, resulta hoy, más de un siglo después, una
propuesta de lectura atractiva y llena de vigencia.
"Una parábola
sobre la rapacería y la incuria moral de los políticos que
Silverio Lanza disfraza bajo los ropajes del rigor documental,
construyendo un collage
que anticipa en varias décadas la quest
biográfica de AJA Symond... más allá de la técnica empleada... lo
que le interesa es denunciar la estulticia de fondo que propicia
la promoción de elementos como Nicasio Álvarez..."
Juan Manuel de Prada (1999)
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