En la madrugada del 7 de junio de 1525, después de que la
Dieta de Núremberg decidiera apoyar la Reforma luterana, Alberto Durero,
que ha asistido a la reunión, padece una pavorosa pesadilla. Recién
despierto y bañado en sudor, se apresura a reproducirla en una acuarela,
dando cuenta de su significado en unas líneas redactadas al pie de la
imagen.
Por primera vez en la historia del arte, un pintor reproduce el contenido
de un sueño, no una figura soñando, y el resultado es una obra intemporal
y estremecedora, tal vez una de las más fieles representaciones del miedo
que experimenta el individuo frente a los acontecimientos de la historia.
Con Durero soñando,
José María Ridao propone recorrer el mismo camino pero en sentido
inverso, comenzando por la tumultuosa historia de la Reforma y llegando
al momento en que el pintor advierte la catástrofe en ciernes. Para ello,
Ridao establece un sutil paralelismo con la combinación de imagen y
escritura que contiene la obra de Durero, y ofrece, por una parte, una
novedosa reflexión ensayística sobre las causas de la Reforma, entre las
que la conquista de las Indias desempeña un papel decisivo, y, por otra,
una ficción dialogada que intenta reproducir el clima emocional en el que
se desenvuelve la producción artística del pintor.
El resultado es un libro inclasificable en el que, al trasluz de
acontecimientos pasados, aparecen asuntos de nuevo de actualidad como los
efectos de la corrupción en la desintegración de las sociedades, la
función del arte o la invariable naturaleza falible del hombre.
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