La increíble vida de Alfonso Cabeza de Vaca, el legendario marqués de Portago, se merecía una novela que contase sus hazañas, sus amores, sus debilidades y su valor infinito.
Ahijado de Alfonso XIII, por línea paterna descendía del conquistador Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Su madre, americana, era una de las mujeres más ricas del mundo. Fue amante de la primera supermodelo de la historia —Dorian Leigh, que inspiró a Truman Capote el inolvidable personaje de Holly Gollightly— y de la bellísima actriz Linda Christian. Era capaz de jugarse la vida por ganar una apuesta pasando por debajo de un puente con una avioneta. Tenía casas en Biarritz, París, Saint Moritz, la Quinta Avenida de Nueva York y un palacio en la calle Serrano de Madrid. Y fue el primer piloto español que condujo un Ferrari y se subió al podio en una carrera de Fórmula 1.
El sabor del último beso, del finalista del Nadal Javier Puebla, es la historia de un hombre que apuró hasta el límite una existencia llena de glamur, irrepetible y salvaje, en la que la cercanía de la muerte hacía aún más grande la vida.
«La vida hay que vivirla intensamente. Es mejor vivir treinta años al máximo, que morir a los sesenta después de haber vivido a medio gas». Marqués de Portago
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