Reconocido como uno de los escritores europeos más relevantes del momento y aclamado por su exquisita «Trilogía del muchacho», Jón Kalman Stefánsson se ha esforzado en recrear un universo singular en una serie de novelas y relatos que destilan una visión profundamente melancólica y lírica de la existencia. En Luz de verano, y después la noche, Premio Nacional de Literatura de Islandia, el autor conforma un retrato cautivador de una pequeña comunidad donde la luz del día se mezcla con las brumas de la noche y lo real se funde con lo extraordinario.
En un pueblecito islandés, los veranos son breves. Sus cuatrocientos vecinos, alejados del tumulto de la ciudad y rodeados de una naturaleza que impone un ritmo muy especial a sus rutinas, se encuentran en la ofu¡icina de correos, en la cooperativa agrícola, durante los bailes... hasta que un giro del destino transforma su plácida cotidianidad. Así, el director de una fábrica de tejidos, la principal empresa del lugar, ha empezado a soñar en latín y se dedica a coleccionar libros raros y dar conferencias. Su hijo Davíð trabaja con el corpulento Kjartan en el almacén, que parece estar habitado por los fantasmas de amantes asesinados hace más de un siglo.
Elísabet abre un restaurante ante la indignación de algunas mujeres, que consideran que ha sido injustamente favorecida por el alcalde. Y Matthías, un trotamundos que ha regresado a casa tras seis años de ausencia, lo observa todo con admiración y asombro.
Combinando el encanto de la poesía con una pátina de sutil humor frente a las debilidades humanas, Luz de verano, y después la noche nos sumerge en los laberintos del alma a través de la azarosa vida de sus personajes. Una novela en la que cada historia es un mundo suspendido entre lo verídico y lo sobrenatural, y cada página una revelación maravillosa que nos llega al corazón.
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