La comunión perfecta entre uno de los escritores más audaces e imaginativos de las letras inglesas y uno de los pintores más poderosos del siglo xx: Francis Bacon. |
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Madrid, abril de 1992. Un gran pintor yace en su lecho de muerte, las sinapsis estallan, retorciéndose y deleitándose en el dolor y el placer mientras una vida de caóticos y grotescos recuerdos sensoriales lo inundan y lo envuelven. En esta audaz y brillante obra breve de ficción experimental, Max Porter se pone en la piel de un Francis Bacon en sus últimos momentos, traduciendo en siete extraordinarias imágenes escritas el explosivo funcionamiento final de la mente del artista. Escribiendo como una pintura más que sobre pintura, Porter deja que las imágenes que evoca hablen por sí mismas mientras se vengan del sujeto que las manejó en vida. El resultado es un texto inclasificable: no es una biografía, ni una crítica de arte, ni ficción, ni poesía, ni un diálogo teatral alucinado, pero podría ser todo eso a la vez. La muerte de Francis Bacon es un bombardeo físico, emocional, histórico, sexual y político, que da cuenta de un hombre creativo y comprometido, erótico y masoquista, inexplicable e inspirado. «Este es mi intento de escribir como pintura, no sobre ella; un intento de replicar el pensamiento, la lucha, la lucha del pensamiento, pero también la pura energía de la confrontación del ojo con la imagen pintada. Es el resultado de una larga preocupación que he tenido con Francis Bacon y espero que, a pesar de ser un libro sobre la muerte, sea un ser vivo». Max Porter |
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