Después de atracar una farmacia, un delincuente busca refugio en la casa de sus abuelos, con quienes hace años que no tiene conctacto. Un aficionado a las maquetas de barcos es testigo desde el balcón de cómo un hombre agrede a su novia. Una pareja de adolescentes bebe, baila, consume drogas y sueña con un porvenir luminoso lejos de Madrid. Un ludópata deja a su esposa y a su hija pequeña solas en Nochebuena para ir a jugar a las tragaperras. Una anciana hace inventario de sus días mientras las olas del mar la ahogan y su hija, su yerno y sus nietos la observan divertidos desde la playa. Un agente inmobiliario es abordado en la calle por un hermano gemelo que no sabía que tenía.
Los relatos de Quince llamadas perdidas confirman la destreza de Rubén Abella para iluminar los grandes momentos de las vidas pequeñas, las encrucijadas de unos personajes que, atrapados en la tela de araña de los errores propios y ajenos, luchan con desesperación por ser felices. Lúcidas, esenciales, compasivas y hábilmente entrelazadas, las quince historias que componen este libro poseen el eco de lo trascendente: resuenan tras su lectura como timbrazos sin respuesta.
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