Treinta y tres monstruos es la primera novela rusa que narra abiertamente un amor lésbico. La acción comienza poco antes de Navidad -lo que supone un desafío de la autora ya desde el principio: un amor pecaminoso en los días más sagrados del año; si bien también un escenario perfecto para el comienzo de la novela, lleno de magia y fantasía-, y termina pasado abril, concluida la Semana Santa. En medio de esas dos fechas religiosas tan significativas, Lidia Zinóvieva-Annibal deja impresas en las páginas de este libro las huellas de su amor con la escritora Margarita Sabashnikova, toda una glorificación de la belleza como objetivo primordial en la vida.
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