Después de estas extrañas semanas de inactividad y reclusión, volvemos con unas ganas enormes de reencontrarnos con los lectores. Y hemos elegido hacerlo con Cuadernos de tierra, cuyo autor es Manuel Moyano, escritor polifacético de prosa precisa y elegante. Pensamos que un refrescante viaje literario a pie, con ecos del mejor Cela o Pla, sería muy apropiado para estas fechas.
Hay algo sagrado en la inutilidad de caminar sin un motivo práctico. Deambular —sostenía Cela— es la única libertad que existe; también podría ser la última forma de rebeldía que nos queda. Cierta mañana de verano, el narrador de Cuadernos de tierra emprende una serie de largos viajes a pie. Lo hace en solitario para —siguiendo el consejo de Stevenson— «estar abierto a todas las impresiones». Recorre ríos, valles y sierras bajo un calor aplastante, duerme a la intemperie, remueve los rescoldos de un pasado que aún gravita sobre el paisaje. También tropieza con tres enigmáticos sucesos —un asesino en serie, una ejecución en las montañas, un nazi escondido— cuya resolución le impulsará a volver sobre sus pasos. Caminar es una búsqueda del equilibrio interior volcándose hacia lo exterior, pero también una puerta abierta al azar y a la aventura.
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