En Conquistadores secundarios nos embarcamos en un viaje sin igual hacia el Nuevo Mundo de la mano de un catálogo de personajes realmente pintoresco que, a su manera, lograron dominar grandes territorios, descubrieron ciudades asombrosas y lugares emblemáticos atraídos por el brillo del oro que prometían aquellas salvajes y hostiles tierras al otro lado del charco.
Los conquistadores españoles no era gente de dulces modales: eran piratas y colonizadores que hicieron de la violencia el medio habitual para conseguir su fin, como se aprecia en este hilarante retrato de uno de los períodos más importantes de la historia universal. Y entre conquista y conquista, estos excéntricos personajes empinaron el codo como el que más, socializaron con las gentes del lugar y, en muchos casos, enfermaron, e incluso perecieron, a causa del hambre, las malas cosechas, las navegaciones infernales, la insalubridad y el canibalismo.
En estas ilustradas y divertidísimas páginas, Traité despliega una vez más su habilidad para narrar la historia con humor y va más allá de Colón, Cortés y Pizarro, hombres que, sin duda, han eclipsado las maravillosas e increíbles historias de aventureros como Américo Vespucio, Ponce de León, Alonso de Ojeda, Diego de Nicuesa, Juan de Grijalva, Nuño de Guzmán, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Inés Suárez, Francisco de Orellana o Lope de Aguirre, entre otros: unos nombres que, aunque algunos pocos privilegiados conocen, Traité recupera para ilustra la tónica general de la era del descubrimiento y la conquista a la brava de un territorio inmenso.
Conquistadores secundarios es el épico y epatante relato de unos pobres locos que persiguieron tesoros imposibles en lugares inaccesibles, las gestas más rocambolescas y «torcidas» de la historia universal.
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