«El mejor ensayista español vivo», César Rendueles, El Diario
¿A dónde va toda esa gente, cada vez más deprisa, cada vez en un medio más veloz? Están huyendo. ¿De qué huyen? Del cuerpo. El ser humano es el único animal que huye de su cuerpo. De hecho, es el único animal que tiene realmente cuerpo y lo tiene en la medida en que está siempre huyendo de él. Casi todo lo que hacemos en nuestra vida es una tentativa de dejar atrás nuestro cuerpo mortal.
A edad temprana “contraemos” un cuerpo, como quien contrae una malaria o unas fiebres de malta, y padecemos luego, a lo largo de nuestra vida, sucesivas recaídas más o menos graves. ¿Cómo huimos del cuerpo? ¿Cómo recaemos en él? El propósito de este libro es el de analizar estos medios de fuga y de recaída en el cuerpo.
La fuga organizada del cuerpo utiliza tres conductos: medios intracorporales (huimos del cuerpo a través de él), medios intercorporales (huimos del cuerpo entre los cuerpos) y los medios extracorporales (huimos del cuerpo prolongándolo en el exterior, mediante la tecnología). Las tres recaídas más comunes son: el hambre, el aburrimiento, y, finalmente, la enfermedad, el dolor y la muerte. La enfermedad, el dolor y la vejez son inasimilables para el mercado: constituyen la muerte del consumidor y la resurrección del cuerpo
A edad temprana “contraemos” un cuerpo, como quien contrae una malaria o unas fiebres de malta, y padecemos luego, a lo largo de nuestra vida, sucesivas recaídas más o menos graves. ¿Cómo huimos del cuerpo? ¿Cómo recaemos en él? El propósito de este libro es el de analizar estos medios de fuga y de recaída en el cuerpo.
La fuga organizada del cuerpo utiliza tres conductos: medios intracorporales (huimos del cuerpo a través de él), medios intercorporales (huimos del cuerpo entre los cuerpos) y los medios extracorporales (huimos del cuerpo prolongándolo en el exterior, mediante la tecnología). Las tres recaídas más comunes son: el hambre, el aburrimiento, y, finalmente, la enfermedad, el dolor y la muerte. La enfermedad, el dolor y la vejez son inasimilables para el mercado: constituyen la muerte del consumidor y la resurrección del cuerpo
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