Giorgio Agamben
El fuego y el relato
Sexto Piso, Madrid,
2016
Por
Ricardo Martínez
El pensamiento es un ejercicio implícito
a la literatura. La reflexión sostenida acerca de una materia precisa equivale
a un pensamiento organizado, sistemáticamente intencionado en favor de un tema
o argumento deliberado. Pues bien, tal sería, explícitamente, la definición de
ensayo, e implícitamente tal es el contenido de este libro de uno de los
ensayistas más brillantes de la actualidad europea, no ya por los temas
abordados, distintos y, siempre, complementarios, sino, sobre todo, por el
punto de vista dialéctico con el que son acometidos cada uno de los temas, lo
que lleva a poder considerar el texto como un todo-mosaico que, en las teselas
consideradas, crean un conjunto de intereses culturales de una modernidad e
inteligencia muy reseñables.
En este caso, el profesor italiano
Giorgio Agamben aborda la hipotética función de la poesía y escribe: “Esta
pregunta también es válida para el poeta. ¿En el nombre de quién o de qué, y a
quién o a qué puede dirigirse él hoy? La posibilidad de una sacudida de la
existencia histórica de un pueblo –se ha dicho- parece haber desaparecido” (Entiéndase aquí que, el ‘relato’ al que se
alude en el título, equivale también a discurso racional)
Las reflexiones de Agamben, siempre
pertinentes y en buena medida formuladas bajo un cierto halo de significación
religiosa (tal vez como contenido o significado de re-ligare, como invitación de trascendencia) acuden en uno u otro
momento a nuestra conciencia para dar fe de una realidad existente pero todavía
velada, real pero todavía sumisa a una neblina ocultadora. “El arte, la
filosofía, la poesía, la religión no están ya en grado, al menos en Occidente,
de asumir la vocación histórica de un pueblo para impulsarlo a una nueva tares
–y no se dice que esto sea un mal-“
Si, en otro apartado, alude a la
inexcusable presencia de los lenguajes multimedia, escribe: “En los instrumentos
digitales, el texto, la página–escritura, codificada en un código numérico
ilegible para los ojos humanos, se ha emancipado completamente de la
página-soporte, y se limita a transitar como un espectro sobre la pantalla. Y
esta ruptura de la relación página-escritura, que definía el libro, ha generado
la idea –cuando menos imprecisa- de una inmortalidad del espacio informático”
Se trata de un texto, sin duda, de una
gran nitidez intelectual, una invitación elegante hacia la consideración de las
palabras por dentro, de las palabras tomadas en toda su sustancia, sin
desligarlas de su ser, de su significado.
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